En el nuevo curro

Empieza Abril y el nuevo trabajo. Después de un curso de un mes, sin cobrar, y saliendo todos los días a las 20, lo cual se hacía extraño, sobre todo los viernes.

Un día para firmar mil papeles, rellenar otros tantos, ver a los compañeros de curso, y ver cómo se nos iban llevando a cada uno a un sitio, en plan adopciones de orfanato. Lo peor es que pensábamos que ibamos a estar todos juntos, o eso parecía que ponía en los papeles. Al menos contaba con estar con Ponti, pero ni eso. Esperas delante de una puerta, sale alguien, dice tu nombre, te presentan a tu responsable, y te lleva de allí. Hola y adiós. Y sin despedirte de los compañeros.

El proyecto, según compañeros, el peor de la empresa. Y de mantenimiento, para no olvidar lo vivido anteriormente. Piensas que por qué tienes que ser tú al que mire la mala suerte, con lo feliz que te las prometías con tu contrato, tu empresa multinacional y corporativa...Pero no todo es tan malo. Vas a trabajar con la tecnología que querías, aunque sea haciendo mantenimiento. Resulta que la oficina donde tienes que ir está a 10 minutos de tu casa en bici, con carril bici incluido, a la que pusiste a punto el fin de semana pasado. Los compañeros son gente maja, y entonces te dan la mejor noticia, no se echan horas. O por lo menos de gratis. Lo que hagas de más, luego no tendrás que hacerlo.

Y como guinda, te acaban de dar vida después del trabajo. Sí, 3 días a la semana saliendo de currar a las 15. Y 2 días saliendo a las 18.30. Vale, la entrada es las 8, pero, hay vida después! Acabar las prácticas de la carrera, hacer deporte, cursos de fotografía o idiomas...las posibilidades son infinitas. Es justo lo que le comentaba a mi padre el domingo, que lo firmaba, sin saber que me iba a encontrar con ello. A veces la vida te sonríe cuando pensabas que habías tocado fondo :)

Como dice Montes, ¡¡porque la vida puede ser maravillosa!!